23 de des. 2009

Oración del pueblo iroqués... els de l'Arbre de la Pau

El árbol que debía florecer, florece
Antigua oración del pueblo iroqués
 Hey a a Hey Padre Supremo Gran Espíritu, una vez todavía mírame sobre esta tierra y agáchate un poco hacia mí para oír mi débil voz, Tu que has vivido el Primero, que eres más viejo que toda necesidad, más viejo que toda oración. Todas las cosas te pertenecen.
Los hombres de dos piernas y los cuadrúpedos de cuatro pies, las alas del aire y todas las cosas que viven. Tu has hecho que los poderes de las cuatro direcciones se crucen. La buena ruta y la ruta de las dificultades se cruzan por tu voluntad y el lugar donde ellas se cruzan es sagrado. En todo instante y hasta siempre. Tú eres la vida de las cosas.
Tu me has dicho cuando era joven todavía y podía esperar, que siempre que tuviera una dificultad debería llamar cuatro veces, una vez para cada dirección de la tierra.
Yo llamo hoy para un pueblo que desespera.
Del Oeste Tú me has dado la copa del agua de la vida y el arco sagrado, el poder de dar la vida y de destruir, Tú me has dado un viento sagrado y una hierba del lugar donde vive el gigante blanco. El poder de purificar y curar, la estrella de la mañana y la pipa me la has dado del Este. Y del Sur el círculo sagrado de la nación y el árbol que debía florecer. Tú me has conducido al centro del mundo y mostrado la bondad, la belleza, el misterio de la tierra verde, la Única Madre, y también las formas espirituales de las cosas tal y como ellas deberían ser. Tú me los has mostrado y yo los he visto. En el centro de ese círculo me has dicho que yo debía hacer florecer el árbol.
Con lágrimas, Oh, Gran  Espíritu, mi Padre Supremo, con lágrimas vengo a decirte que el árbol no ha florecido nunca. He fallado en todo, no he realizado la misión que me encomendaste. Aquí es el centro del mundo al que Tú me has conducido cuando era joven, donde me has instruido, vuelvo otra vez ya anciano y el árbol ha languidecido, Padre Supremo, mi Padre Supremo
De nuevo, y puede ser que por última vez sobre esta tierra, te recuerdo la gran visión  que me has enviado. Es posible que una pequeña raíz del árbol sagrado viva todavía. Aliméntala para que el árbol florezca y se llene con el canto de los pájaros. Escúchame no para mi mismo, sino por mi pueblo. Soy viejo ya. Escúchame a fin de que ellos puedan retornar al círculo sagrado y encontrar de nuevo el buen sendero rojo, el árbol que protege.
En mi angustia elevo mi débil voz. Oh, seis Poderes del Mundo, escuchadme en mi desesperanza pues es posible que nunca vuelva a invocaros de nuevo
Oh, haced que mi pueblo viva, ¡ USI MALA YE ¡
Entre los iroqueses, el árbol de la paz es un gran pino blanco

LA GRAN INVOCACIÓN

Desde el punto de Luz en la mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
 Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres,
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
 Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz 
Y selle la puerta donde se halla el mal.
 Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.